jueves

Enviolinado


I. Paraderos
(…) el estrabismo del idioma
con tu voltaje negro
en este blanco inocente y victimario.
Esa terca recorrida del horario de tu piel
por los cuatro paraderos de la noche.
La ebriedad de la ropa por el suelo
La payana de tus ojos nerviosos (…)


II. Más
(…) la brasa de tu mano,
la tradición de lo desconocido
en el tránsito hormonal de tus dedos flacos.
El recuerdo de lo que nunca se encontró,
el hambre de la memoria
entrando mañana a tu boca abierta.
El holocausto del paladar
deletreando tu voz amanecida en mi cuello.
Y más (…)

III. ilesa
(…) su yin descentra la lógica de la deriva.
Toda ella,
ilesa del poema,
sale a orbitar los muelles del día:
circunda el tránsito, las maderas de roble,
el mate, las noticias,
los puntos suspensivos de la almohada.
Empodera la vida (…)
IV. Té
(…) sirve un té rojo cuando abre sus poros.
Esfera la taza,
arena en círculos los temblores del humo.
Está cocinando palabras en sus ojos.
Juega con la cuchara, separa la piel,
el tatuaje de otros miedos.
Los minutos saltan las piedras que asoman en el té.
Deja un sorbo a medias en el “sí’
y se hace palpable,
sideral (…)


V. Péndulo
(…) el péndulo de esta canción
lame la arena de Madryn,
la espuma en el cutis del Moquehue,
el amanecer gris deshuesando Gallegos.
Vos hervís el placer,
humectás Neuquén
y te evaporás en un abrazo de dos mares.
El péndulo va y viene por tus profundidades,
enviolinado (…)









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