domingo

Esa noche



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(…) así, tendido al costado del cerro Otto,
crujen silencios persuasivos. Un olor perfora el cielo,
acomoda una sábana, teje un abrazo lento y lloviznado.
Los ruidos de la ciudad llegan de a ratos,
sacan turno en la memoria que amontona
miradas, avenidas, agenda de teléfonos celulares,
baños de colectivo en movimiento con inodoros de chapa.
Para no estar tan solo
dejo sobre la piedra tu voz y un par de palabras
que decís cuando no hay nada más para decir.
La inmensidad abre sus daños
sobre mi cuerpo tendido al costado del cerro Otto,
me deja inmóvil, mudo, mordiendo un par de calambres
que despertarán mañana, cuando me levante
y salgas de mí como utopía (…)
.

4 comentarios:

Natalia Molina dijo...

es muy bello este poema de pasajeros en tránsito imperfecto, en los que la inmensidad abre sus daños y distancias.
un abrazo

Sergio Sarachu dijo...

Natalia!, gracias por la visita y especialmente por tus palabras, sabés que siempre es muy gratificante cuando las palabras andan por sí solas y son capaces de comunicarse entre este sur y tu Sierra de la Ventana. Un placer y dos abrazos!

Nan dijo...

las palabras dichas cuando no hay màs que decir...suelen ser las màs ciertas porque son innecesarias

Sergio Sarachu dijo...

las que se caen de maduras, las que tienen túnica de silencio, velo de síntesis, oficio de telón y cuenta nueva