(...) la carrocería de estos huesos sobre la arena
flamea lejos. Sus destrezas de albatro sobre el cerro
ponen el contorno a otra tarde de domingo
con pájaros prestados.
Un rulo de cardo seco ensaya una huida montaña abajo,
se fuga de su muerte, de su agonía amarilla,
de su antojo saltarín sobre las piedras.
El viento vigila agachado en la esquina. Nos espía
con linternas de chimango. Yo autorizo todo movimiento
en esta zona, piensa.
La carrocería y el cardo insisten en rodar,
en crear un taxi del aire
y estampar sus ventanillas de ómnibus
en el pizarrón de la meseta.
El ventarrón de septiembre ha ganado la partida.
Empuja los huesos y el cardo al talón de la barranca.
Un par de espinas moribundas y mis documentos
prueban que acá vivimos (…)
.
5 comentarios:
qué bello poema Sergio, lástima que en las grandes ciudades de nuestro sur ahora sólo recibimos una carta simple del viento por tanto edificio y asfalto. Pero recuerdo mi infancia de Cutra Có, con esos vientos que dominaron mi infancia. Un placer leerte.
Jorgelina.
Gracias Jorgelina y hacé como el viento, pasá cuando quieras, ja.
Es lindo Cutral Có, especialmente cuando es como tiene que ser: viento, arena, aridez, tierra de laburantes y excelentes escritores como mi amiga Macky.
se fuga con su muerte... de la nuestra... huye despavorido... es valiente
me gusta cuando sos poesía por entrelíneas
ojalà sea poesìa entre algo alguna vez... gracias
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