sábado

Temblor

(…) dinamita. Le susurra abatida en qué nos estamos metiendo.
Recuesta su oxígeno, sacude la siesta de los cuarenta y pico.
Mientras tanto, hacen círculos con los días,
los doblan en las puntas, los tiran para acá y para allá, apuradas,
no sea que un mes consuma la paciencia de los dedos.
Tropieza con su propio combustible
y se ve a fondo por el Cañadón de la Mosca
cuando dice yo también.
Las distrae el taller: alineación y balanceo de la sangre;
chapa y pintura del temblor intacto (…)
.
.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el temblor de las estanterías cuando nos explota el alma!!! Muy buena tu poesía en general y especialmente ésta última. Un saludo desde Mar del Plata. Fernanda G.

Sergio Sarachu dijo...

Fernanda!! Cómo anda la venta de tu libro? Es bueno y ya te mandé mis opiniones. Gracias por tus palabras, vos sabés cuánto valen. La que hoy posteo está relacionada con ésta, espero que te guste.
Saludos con poco fresco desde el Sur.
Sergio.