sábado

Hombreando letras

(…) el sol temprano de diciembre corta en fetas
el sur de las dos de la tarde.
Unas pocas hormigas atienden el horóscopo del tiempo
que anuncia lluvias.
Mover las palabras de su estante original
es atentar contra el oficio de la piedras
(media suela boca arriba
con la autopsia del caminante, abajo
y más abajo
la pulpa de otras vidas silbando bajito y de reojo).

Sólo se apura el río y humedece
la terquedad de las truchas respirando a contramano.
La calle es un cuadro sudoroso. Las casas
publican en sus ventanas la siesta de cemento.

Escribir ahora es hombrear letras (…)
.
.

8 comentarios:

La Moro dijo...

No sólo las truchas: tu verso respira, también, a contramano. A contramano del desdén, por ejemplo. A contramano de la indiferencia. A contramano de esos mundos urbanos y locos que fusionás con ámbitos naturales y cálidos, para recibir con tus manos de artesano un alfabeto parturiento de poesía nueva, donde el calor infernal se vuelve casi-brisa. Las siestas de cemento, por eternas que parezcan, no alcanzan para ganarle a tus soles, a tus hormigas y a tus ríos. Un abrazo, poeta. Siga con esto que está bueno.

Sergio Sarachu dijo...

Ah Moro!! Si Usted supiera lo bien que caen esos mimos en palabras en estas calurosas tierras de diciembre... Creo que ni te imaginás lo que significan cada una de esas palabras en estas páginas sudorosas de fin de 2008!!
Gracias muy en serio, porque después de hombrear un par de letras pasaron por vos y dejaron otro poema analítico. Y entre Neuquén y Río Gallegos armamos un diálogo de sensibilidad y mimos poéticos que nos empujan a seguir creando, creyendo, creciendo.
El Moroísmo es un viaje de ida!!!
Sergio.

Anónimo dijo...

Estoy de visita en Río Grande, Tierra del Fuego, y acabo de leer tus poesías. Te cuento que soy de México DF, que me dedico en una editorial pequeña a seleccionar autores y me he quedado asombrada de la calidad de tus obras. En principio por las imágenes que despiertan muchos contenidos y por la propia construcción de ellas, enlazando mensajes cotidianos, populares, intelectuales, creaciones ficcionales, etc.
Es cierto que merecen dos y hasta tres leídas para acercarse a los contenidos que subyacen tras la superficie.
Pero me han sucedido dos cosas: primero, mi primo de áquí debió explicarme algunos términos que extraes de la jerga popular, o bien que pueden tener un contenido distinto aquí que en mi tierra. Por ejemplo, el "hombrear letras" me ha dicho que refiere a la carga de bolsas de cereal con el hombro, trasladandolas hacia el transporte o de un lugar a otro. Y eso me pareció brillante: una palabra para decir eso y más: cada letra pesa sus kilogramos y es muy dificultoso articularlas cuando el poeta está agobiado por el clima (externo o interno).
La segunda cosa, que mi primo no puede solucionarme, es el comienzo y el final con puntos suspensivos. Si bien puedo -o podemos- elucubrar cuál es la táctica y la técnica que utilizas, me gustaría saber tus intenciones.
Ha sido un placer leerte y un hermoso regalo de mi primo que te encontró en la web.
María de los Angeles Hurtado.
Mexico DF.

Sergio Sarachu dijo...

María de los Angeles, en principio muchas gracias por tus palabras (y a tu primo por recomendar literatura patagónica para sus visitas). Por estas zonas necesitamos muchas lecturas y lectores para encontrarle el verdadero eco a las palabras. Y así seguir creciendo.
Al primero de los problemas veo que lo resolviste con un patagónico al lado y eso también es bueno, porque te acerca por otra puerta a nuestros lugares, nuestra gente, nuestro mundo. Creo que al incorporar estas puertas, un poco patagónica te irás a tu México DF, y la visita no habrá sido en vano.
Sobre el tema de los puntos suspensivos: creo que antes y después se escribió y se escribirá mucho, por lo tanto, yo sólo puedo construir estas pequeñas y humildes habitaciones que alcanzo a sustraer de lo que hay a mi alrededor. También es un intento de que el lector se "asocie" con la poesía y tanto al principio como al final, ponga su mundo y re-cree la poesía. De esta manera, siempre que un lector caiga en sus garras, las palabras seguirán vivas y re-construidas.
Esto es más o menos lo que puedo decirte sobre el tema. Pero es mucho más lo que seguramente vos podrás deducir de esta forma de escritura hecha a tantos miles de kilómetros de tu hogar.
Gracias de nuevo y que te garúe finito (tu primo dirá: es un buen augurio, dice que la lluvia no te moje con violencia, sino que muy despacio el agua se incorpore a tu cuerpo, a tu tierra, para que sus cualidades oxigenen y den vida).
Sergio

Nan dijo...

es tarde y me tranquiliza dejarte así hombreando letras, no es cuestión de entrarle a tanta poesía de un solo trago, y menos yo que no sé porque siempre me quedo en la boca con un solo sorbo... cosa e mandinga HASTA MAÑANA

Sergio Sarachu dijo...

Hasta hoy, que habrá otro sorbo. Y otro más.
Menos mal que no sabés, porque por la poesía que te robo me darán cien años de perdón!.
Recordatorio:
Nan no sabe.
No le entra a la poesía de un solo trago.
Se automedica con su belleza. Lentamente

Nan dijo...

calladita, quedè calladita... un honor solo atino a decir, un honor y gracias.

Sergio Sarachu dijo...

calladita... ¿hablando para adentro? puse por ahí que el placer es un martillo del asombro
y a mí me martillan esas charlas para tus adentros
hay tanta poesía por ahí